lunes, diciembre 27, 2010

Ceceantes culebrones

A veces me planteo tareas como si éstas ya estuvieran acabadas en algún reino más allá del horizonte de las focas (beyond the seal, que diría Groucho, o era Chico, o daba a entender Harpo), y se constituían intemporales casi, como si el orden cronológico fuera un mero añadido perteneciente al mundo proyectado de las sombras y otros solapamientos.
Otras veces, me sumaba a las particiones vulgares pero que gozaban del prestigio subsidiario y políticamente peligrosos de la lírica atribuida a las profesiones más humildes, como si sus trabajos se recompensasen con el side-effect de unas redondillas que alterasen el curso de los astros y otras geodésicas del caminante en el difícil puerto nevado: rimará de la suerte que yo rimo.
Mis planteamientos valían más que mis logros, pero nunca me pagaron por ninguno de aquéllos. Con lo que si me gano la vida por mis logros, he logrado engañar a más de uno.

Tomado de Christopher Ballon, De  echarla que ruede, Montevideo, Los libros del comodoro capcioso, 1987.

lunes, febrero 08, 2010

Autovalores

De la palabra engrosada por su numeroso vencidario esperamos, en otra representación, una densidad asombrosa; mas siempre nos asombra la matemática con sus siempre crecientes vecindarios -y me refiero a los internos. Tomemos, pues, varias disciplinas y establezcamos el grafo de sus regiones. Sorprendámonos o, en su defecto, hagamos como que nos sorprendemos.

Obsérvese que, espectrales, acabaremos por dar valores (por ejemplo femeninos y democráticos ) a disciplinas que en tiempos no tan antiguos eran reas de irredimibles pecados. Fueran quedarán las piramides, las agudas jerarquías, el cromosoma Y.

Entretengámonos



martes, septiembre 01, 2009

Hacerse un analís (para una teoría de las teorías veraniegas)

¿Y qué decir del psicoanálisis, con el que nos reencontramos tras la enésima más uno ó dos vuelta del camino? Pues que al explicar cómo son algunos humanos, nos parece primero que explica a todos los humanos y destruye así la especificidad de aquéllos. Y nos parece al final que convierte a algunos hombres en modelo de todos los hombres, justo lo contrario. Es lo que tienen los mitos, que se refieren a todos nosotros, pero sin haberse molestado lo más mínimo.

Tomado de Melitón Bravo Murillo, ¿Por qué dejé de creer en lo que nunca había creído?, Salamanca, Ediciones Tormentosas, 1987.

lunes, agosto 31, 2009

Requeteteorías (para una teoría de las teorías veraniegas)

Littell pone a prueba a Theweleit, para quien los ferroviarios no debían de ser como el empañolado Burt Lancaster de The Train, como la cierva herida que busca.

domingo, agosto 30, 2009

Erosión (para una teoría de las teorías veraniegas)

La erosión en sus curiosas y caprichosas variedades es uno de los primeros fenómenos que se enseñan al niño cuando se habla del relieve terrestre. Al menos, así era desde hace años. Lo que se llama empezar la casa por el tejado. Incluso, el énfasis en los procesos de sedimentación y los consiguientes resultados esquivaba la cuestión necesaria acerca del origen del material erosionable. De la Edad de Oro a la de Hierro. En el libro de mi escuela no se hablaba de ninguna construcción. La ideología y la creación empiezan con lo inanimado, aunque -contradiciendo a Rubém- sujeto a la decadencia, tan humana.

Tomado de Ignacio del Bosque Cillo, Evolución, creación y venta de motos, Madrid, Revisor, 1998.

sábado, agosto 29, 2009

Álgebras para la historia (para una teoría de las teorías veraniegas)

Es muy anterior al estructuralismo descubrir en una narración histórica la formulación casi explícita de un álgebra que da razón de los acontecimientos y sus alternativas. Las cuales, éstas últimas, no tienen lugar porque el escritor añade otro elemento que ya no es de esa álgebra y que algunos piensan que debe ser justamente el objeto legítimo de la historia.

Tomado de Paul Jean Todt, Los 18 Brumarios de los historiadores (antiguos y modernos), Paris, Pylon, 1983.

Go (para una teoría de las teorías veraniegas)

Podemos utilizar casi cualquier metáfora para referirnos a este juego, y lo mismo pasa con otros. Este es el criterio de los verdaderos juegos: cualquier metáfora vale. Por lo que los juegos no son nada que se pueda decir y sólo las cosas cuya definición cuesta un mundo lo valen, etc.

Tomado de Ludovico Piccolino, Recreaciones sofrológicas, Budapest, Palotai, 1917.

jueves, agosto 27, 2009

Oráculo (para una teoría de las teorías veraniegas)

Si tras la ejecución de una operación novedosa y de resultado novedoso, ponemos la regla, ¿se incrementa o no la probabilidad de que todas nuestras operaciones futuras se ejecuten de acuerdo a reglas? Se entiende que una nueva regla dará cuenta de operaciones que antes eran casuales , por decirlo de algún modo, y que ahora pueden ser resultado de aprendizaje. Por otro lado, si uno conoce muchas reglas, ¿es más fácil que innove o no? Algunos reducen la estética a este problema. Naturalmente, ni ellos ni sus contradictores tienen una idea clara de qué cosa sea la probabilidad, la verosimilitud y la regla de Ruffini.

Tomado de Paul Flanders, On what there used to be, Chicago, BBE, 1991.

miércoles, agosto 26, 2009

Crisis sublime (para una teoría de las teorías veraniegas)

La crisis y su semántica más mutante que variable, su atomicidad temporal como punto cero de un desarrollo temporal, o su alternativa duración, su irrepresentabilidad para las dinámicas existentes, lo que recuerda siempre a aquello del universo en un grano de arena.

Tomado de Matías Veinticuatro, Acelerando hasta la desaparición: paradojas del movimiento y de la quietud, Berlín, Schleck & Schleck, 1997.

martes, agosto 25, 2009

Estadística para supersticiosos (para una teoría de las teorías veraniegas)

Así planteadas las cosas, el problema de la superstición es que el razonamiento estadístico no la roza porque aquélla produce la explosión de cualquier álgebra de sucesos: cada suceso pasa a ser una multitud infinitamente significativa de detalles potencialmente esenciales, que se resuelve -en ejemplar paradoja- en la definición del más ínfimo detalle como el único que, en un momento determinado o para una larga repetición de situaciones, aporta un efecto casual que tampoco se podrá poner a prueba, porque la contrastación empírica, cualquier intento de tal, implica una nueva explosión de sucesos determinantes hasta entonces insospechados.

Tomado de Joaquín Lasdán, ¿Por qué los animales supersticiosos son mucho más racionales que los humanos supersiciosos?, Barcelona, Libros del patinete, 2009.

lunes, agosto 24, 2009

Determinismo (para una teoría de las teorías veraniegas)

Este catálogo de causas y causas, que nuestro bien amigo nos relata convencido, con sus subrayados patéticos y si mirados al trasluz cómicos, nos explíca el espectáculo fenomenal que todos aplauden arquitrabados por su recepción tan celebrada en los manuales de historia del arte. En clara consecuencia, aplaudimos los subrayados de aquel catálogo (= artista homosexual, niñez infeliz, ser ciclista,...), a los que la teoría tan cabal que fundamenta el diagnóstico nos ha enseñado a saborear como inigualables aerolitos de lo bello, lo sublime y lo mastermind. Al menos, a saborearlos como el espectáculo fenomenal que cuelga en la pared, o como las anchoas con pimientos, a veces al óleo, a veces acrílicas.

El Kaiku, Aesthetica, Logroño, Editorial Acequia, 2009.

domingo, agosto 23, 2009

Si morphologiam nescis (para una teoría de las teorías veraniegas)

Las partículas supersimétricas se conocen bajo términos que pueden también utilizarse para denominar conjuntos musicales de los que al cabo de los años sólo recuerdan los eruditos: "Los fotinos", "los gravitinos", etc. En cambio, el sufijo "-on" sólo vale para el, seamos vagos y anacrónicos, el "heavy metal" de los países en vías de desarrollo o para grupos infantiles o cómico-folklóricos.

Tomado de Manuel Luis Chupa Domini, Poliorcética terminológica, Madrid, Prensas de la Universidad de San Bartolomé, 2009.

sábado, agosto 22, 2009

O no tanto (para una teoría de las teorías veraniegas)

Pero, pensándolo bien, con estas cosas que estoy diciendo, yo también estoy haciendo uan teoría de las teorías de todas, algunas y ninguna -que también las hay- cosas.

Tomado de John Kazaucskas, "Too much science or too little?", en The Deceived Scientist, núm. 315.

viernes, agosto 21, 2009

Astucia de la economía (para una teoría de las teorías veraniegas)

¿Una teoría de todo? ¿Una teoría de casi todo ¡Cuando el truco durante siglos es contentarse con hacer una teoría de casi nada!

Tomado de John Kazaucskas, "Too much science or too little?", en The Deceived Scientist, núm. 315.

jueves, agosto 20, 2009

Gramática de las gramáticas (para una teoría de las teorías veraniegas)

Tienen las gramáticas su gramáticas (o puede que hasta varias), como el cálculo tomar como variables las funciones. ¿Quién no recuerda la triste reescritura ciega de las posibles reglas? Las variables libres, los símbolos vacíos y el asterisco. Aún oigo cómo aletean en torno a mí las novedades y los teoremas que, al fin, nada tenían que ver con el asunto.

Tomado de Alexis Rossfeld, Poema gramatical, Edmonton, Fosbury Flop Press, 1979. (Hemos intentado traducir el verso manteniendo cierta cadencia... interrumpida, como el poema mismo)

miércoles, agosto 19, 2009

Conclusión. Oración y cierre (para una teoría de las teorías veraniegas)

Si este libro es una historia y según lo dicho, ¿cómo asegurar que el libro tiene su tema, su filigrana y su marca de agua?¿Su tema? –Il n’y en a pas.

Tomado de André Patachou, Mis filosofías antes del desayuno, Paris, Impromptu, 2009.

martes, agosto 18, 2009

Historia (para una teoría de las teorías veraniegas)

La historia, el encadenamiento de acontecimientos, lo anterior y lo posterior, los efectos y las múltiples causas, implica fijar al menos localmente unos invariantes: "Ahora hablamos de X a quien suceden tales y tales cosas, pero pasamos a hablar de Y porque el último acontecimiento...”
Pero, y olvidando la suposición de que X se mantiene X, como el lector se mantiene lector y recuerda (mal que bien) los primeros capítulos de la historia, lo cierto es que hay historias que sustituyen unos invariantes por otros y, como el navío famoso, o aún más que él, poco tienen al final de lo que tenían a su comienzo. Esto está ahora en el manual de todos los guionistas de televisión: es más, tienen prohibido lo contrario.

Tomado de André Patachou, Mis filosofías antes del desayuno, Paris, Impromptu, 2009.

lunes, agosto 17, 2009

Aciertos y desaciertos (para una teoría de las teorías veraniegas)

Procesar una cosa como si fuera otra. Un gran triunfo y un gran defecto. Depende. La analogía permite avances y la sinestesia desemboca, por ejemplo, en la amusia. Pero procesar es a su vez una analogía que no sabemos si gran triunfo o gran defecto.

Tomado de Carolina Pertegaz, Déficits varios y recreativos, Boston, Fast Editions, 2009.

domingo, agosto 16, 2009

Indy olecto (para una teoría de las teorías veraniegas)

En el dialecto que supuestamente comparto con algunos de mis más prójimos no es lo mismo hacerse la idea de algo que hacerse a la idea de algo.
Hacerse la idea de que algo es tal u otra manera es casi como aceptar una hipotesis y, si se me permite la hipérbole, una hipótesis que tiene más que ver con la totalidad del universo mundo y parte del extranjero que con una región a medias cartografiada de la realidad.
Hacerse a la idea de que algo es tal u otra manera conlleva un contratiempo y un brazo torcido más que un convencimiento. Dicho en términos propios de la metodología, se trata de una hipótesis que nos vemos obligados a aceptar delante de un tribunal más terrible y temible que menos.

Tomado de Luisa Blanch, Vaguedades gramaticales, Santiago de Compostela, Viagra Libros, 2008.

sábado, agosto 15, 2009

Más gramática (para una teoría de las teorías veraniegas)

De todas maneras, la gran apuesta en este sentido es la de considerar un lenguaje como un conjunto, un subconjunto propio del cual queda determinado o es generado por la gramática mientras el complementario espera una gramática futura que lo cubra en parte junto a aquel subconjunto primero, infinito y convencional y junto a algunos añadidos imprevistos, mientras espera la roja lengua de sangre que de sus profundidades algebraicas sepa articularlo.


Tomado de Aravind Bairagarh, The Theory of Grammars Made Flesh, San Diego, Didactic Press, 2009.